martes, 21 de febrero de 2012

Filosofía en el tercer Entorno

En el Tercer Entorno, sin embargo, basta con estar representados electrónicamente; por lo tanto, funciona mediante representaciones, y no mediante cuerpos. Si yo hablo por un teléfono móvil, lo que fluye es una representación digital y electrónica que es transmitida a la antena que está en el monte; ésta la transmite al satélite y llega al destinatario en tiempo real, casi instantáneamente. Así, mi voz es una voz electrónica, no física; es decir, una representación artificialmente construida de mi voz. Y lo mismo sucede con la imagen y con los textos. En la televisión, por ejemplo, es exactamente igual: cuando nos encontramos con alguien que sale con frecuencia en ella -supongo que a ustedes les habrá pasado- vamos a saludarle como si fuera amigo de toda la vida, y no es así. Lo único que vemos es la representación de esta persona; el ser físico, corpóreo, es completamente diferente de la representación construida en televisión, o de Internet. Esto también ocurre en asuntos monetarios: una cosa es el dinero físico, corporal, contante y sonante, que se toca, y otra bien distinta, el dinero digital electrónico, que no se toca, sino que fluye por las redes telemáticas y me permite, por eso mismo, hacer operaciones en un cajero electrónico. Es lo que hacen quienes invierten en Bolsa, por ejemplo.
Javier Echeverría: Tercer Entorno